11 febrero 2006

IDEM DIXIT


El último de la clase volvió a suspender historia. El profesor había reparado en que su examen se parecía demasiado –era exactamente idéntico salvo un par de párrafos, unas cuantas faltas mastodónticas de ortografía y, obviamente, el nombre y apellidos del encabezado– al del mejor alumno de la clase, el que obtuvo un diez en la asignatura, el que había copiado íntegramente, con la memoria fotográfica que Dios le dio, todo, absolutamente todo, lo que el libro de texto decía sobre un tal Julio C., Dictador y Conquistador de la Galia.

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