
En un cuento, en una novela, en un libro cuyo nombre no recuerdo, un personaje le recomienda a otro que quiere ser escritor que plagie lo más abiertamente posible. De este modo alcanzará fortuna y gloria, el reconocimiento unánime de la crítica, los más prestigiosos premios, el palmarés de los más vendidos en las librerías y en los hipermercados. Eso sí, y es fundamental que lo recuerde, si alguna vez alguien detectara una demasiada similitud de estilo, ciertos pasajes ajenos, hurtados a algún otro escritor, no debe, bajo ningún concepto, sonrojarse. Él no está, en absoluto, copiando o realizando una burda imitación de la obra de otro; le está rindiendo, por el contrario, un sincero, un sutilísimo y hermoso y arrebatado homenaje.
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