03 febrero 2006

Los otros

El yo de hace un momento, como decía Montaigne, ya no es la misma persona que el yo que soy ahora. Quizás esto quiere decir que no nos conocemos más que la gente que se ve cotidianamente, las personas con las que convivimos en el trabajo, en las reuniones familiares o en el lecho conyugal. Es decir, somos, seremos, siempre perfectos desconocidos para este nosotros concurrido que llamamos yo mismo. Citarme será siempre plagiarme y, lo que es peor, tergiversar mis propias palabras. Como apuntillaba Borges, el que escribe siempre es otro.

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